
¿Qué es San Polo? Su onomástica no existe, tampoco tiene la condición de monumento, y la iglesia ya no es tal porque se utiliza como vivienda. Para bien o para mal, actualmente, San Polo es una propiedad privada cuyo único acceso a ella, permitido al público, es un arco que divide la edificación en dos y permite continuar un plácido paseo hacia la ermita de San Saturio.
San Polo es una finca situada a extramuros de la ciudad en el desvío que, de la carretera a Aragón, se dirige a la ermita de San Saturio, que todavía da pie a numerosas dudas sin respuesta.
El monasterio de San Polo probablemente se extendía desde un manantial cercano hasta la margen del río, hacia donde se bajaba directamente desde el claustro. Y lo que hoy conocemos como pradera de San Polo, donde sorianos y forasteros meriendan el Lunes de Bailas, fue probablemente unan pequeña extensión del propio monasterio como campo de cultivo o pastizal.
Al norte del monasterio y limitado por el arroyo que hay que cruzar para llegar a él, probablemente estuviera ubicado el cementerio de los caballeros.
LOS ORÍGENES DEL MONASTERIO DE SAN POLO:

Es más adecuado que te preguntes ¿qué fue San Polo en sus orígenes? Todo hace pensar que a principios del siglo XII ya existía esta pequeña ermita a la que más tarde se sustituyó un ábside por otro. Pero también puede ser que el conjunto haya sido construido íntegramente por los templarios; o que los arcos apuntados fueran simplemente una remodelación hecha por los caballeros a su llegada; o incluso que el arco que aparece en lo que llamamos claustro fuera en realidad la entrada a una antigua ermita u hospedería en la que dar cobijo a peregrinos, comerciantes y transeúntes a la caía de la noche
Por tanto, un buen momento para iniciar la historia de San Polo puede ser en torno a 1105-1109, cuando el rey Alfonso I el Batallador consiguió definitivamente reconquistar las tierras de Soria a los musulmanes, y restablecer el culto al cristianismo, al menos por estas tierras.
LA ORDEN DEL TEMPLE EN SAN POLO:

El transcurso de los siglos lo ligan oscuramente a la Orden de los Templarios, ya que se cree que fue cedida a la Orden del Temple para proteger la ciudad y servir de alojamiento a aquellos viajeros que pasaran por una ciudad fronteriza como Soria.
Pero tenemos un problema, no hay ningún documento que atestigüe realmente el paso de los templarios por San Polo. Las primeras referencias escritas al respecto, nos las ofrecen dos historiadores tres siglos más tarde de la desaparición del Temple como Orden de dudosa veracidad, ya que ambos escritores, don Miguel Martel y Tutor y Malo coinciden en asignar el templo a la “religión de los templarios”, apoyándose en el decir popular.
Y sin embargo, templarios sí hubo en Soria, pues un manuscrito de la Cofradía del Temple afirma que en el siglo XII ya había templarios en Soria naturales de Almazán, el Burgo de Osma y la misma Soria. No es de locos suponer que la Orden del Temple ya estuviera en Soria antes de que se iniciase la repoblación de la ciudad para defenderla de las huestes del islam. Y con el tiempo, San Polo pudo haberse convertido en un monasterio templario con iglesia, claustro, hospedería, cuadras, huerta y pradera donde dejar pastar a sus animales.
Quizás sea casualidad, pero el momento de mayor esplendor de Soria coincidió precisamente durante el tiempo de mayor gloria de la Orden del Temple. Y San Polo puede dar fe de ello, pues en sus paredes y elementos decorativos se combinan el arte mudéjar, la cultura cisterciense y la escuela zamorana con especial armonía y elegancia.
ARTE MUDÉJAR:
Que San Polo contenga elementos orientales bellamente decorados no es un secreto. El bello óculo polilobulado en herradura que preside el ábside es buena muestra de ello. De hecho, tras la reconquista de Soria, muchos mudéjares no abandonaron la ciudad. Se organizaron en cuadrillas y se dedicaron a llenar de preciosos motivos geométricos, arabescos y vegetales los arcos, capiteles y portadas de los nuevos elementos arquitectónicos románicos que comenzaban a emerger a lo largo del río Duero; frontera natural durante muchos siglos. Incluso, seguro que los templarios venidos de Oriente y de tierras aragonesas, compartieron sus conocimientos con los mudéjares.
ESCUELA ZAMORANA:
El ábside, que por desgracia sólo podemos ver de lejos, es de planta rectangular. Esta peculiaridad procede de la escuela zamorana, que tuvo como transmisor de su estilo el curso del río Duero, y se supone que era una intención de búsqueda de identidad de los templarios.
ORDEN DEL CÍSTER:

Y en todo el conjunto monacal observarás la sobriedad y sencillez de sus paredes. Esta característica en la construcción la heredaron del arte cisterciense, pues ellos también defendían la vuelta a la regla de San Benito que la Orden de Cluny había abandonado.
Por cierto, siempre se ha dicho que entraron en tierras sorianas por Aragón. Y seguro que muchos sí llegaron por el este. Pero no es descabellado pensar que otros tantos lo hubieran hecho por el oeste, siguiendo el río Duero y manteniendo la frontera entre cristianos y musulmanes. Estos últimos bien pudieron haber llegado a España para proteger a los peregrinos a lo largo del camino de Santiago.
Ya sabes que con el tiempo la Orden fue prohibida (yo creo que se olvidaron de la regla de San Benito) y al final terminó desapareciendo, dejando a San Polo vacío. Si bien la diócesis de Osma lo mantuvo bajo su tutela, no impidió que terminara abandonado por los propios sacerdotes y finalmente pasara a ser propiedad privada, condición que se mantiene hasta el día de hoy.
PRIMER PROPIETARIO ¿PRIVADO?

En 1649, la historia de San Polo se entrelaza con la historia de San Saturio, pues don Fernando de la Vega y Acuña cede a la Iglesia Colegial de Soria el mayorazgo de San Polo para que construyera ahí la nueva ermita a San Saturio. Y aunque se terminó decidiendo que la ermita del Patrón se reconstruyera de nuevo en su roca, su hijo don Suero de Vega llevó a cabo una serie de modificaciones en la iglesia para poder asumir la función de ermita mientras se construye el nuevo templo que conoces actualmente.
Por aquel entonces, San Polo ya debía de llevar tiempo abandonado y las ruinas comenzaban a apoderarse de él. De hecho, para esta modificación que hizo don Suero de Vega, utilizaron las piedras que en su momento albergaban las tenerías.
Si no fue ésta la primera modificación de San Polo, sí es la que personalmente más me gusta. Ojalá algún día consiga saber cómo se hizo la familia Vega con el monasterio y por qué lo abandonó posteriormente.
Lo que pasó con San Polo durante los dos siglos siguientes sigue siendo un enigma.
SAN POLO TERMINA SIENDO VIVIENDA PRIVADA:

Hay que avanzar hasta finales del siglo XIX para que San Polo vuelva a pertenecer a un nombre propio: la marquesa de Noguera. Sin embargo, todavía no he conseguido encontrar de quién heredó o a quién compró la propiedad de San Polo. Ni tampoco si poseía toda la propiedad o sólo la mitad. Y en caso de que compartiera la propiedad, ¿quién era la otra persona? Afortunadamente, los distintos propietarios que ocuparon la finca después sí están perfectamente documentados.
Son muchas las preguntas sin responder que todavía nos hacemos, aunque ninguna de ellas te impide visitar San Polo de camino a San Saturio. Lástima que no puedas disfrutar de un paseo por su jardín, bueno, tú y todos los demás nos quedamos sin ver el magnífico jardín decorado con restos arqueológicos de diferentes épocas entre sus frutales. Pero sí podrás embriagarte del aroma de sus frutales, admirar esta peculiar construcción y relajarte paseando a orillas del río Duero por un hermoso camino flanqueado de bellos “… álamos del amor cerca del agua / que corre y pasa y sueña, / álamos de las márgenes del Duero, / ¡conmigo vais, mi corazón os lleva! (Campos de Castilla, 1912, Antonio Machado)
AGRADECIMIENTOS:
Para poder realizar este post me he basado en el libro “San Polo”, de Marco Antonio Garcés.
Todos los datos que ves en cursiva en este post son datos extraídos al pie de la letra de este libro. Y te recomiendo, si tienes ocasión de que alguien te lo deje, que te lo leas. Sus primeras páginas te arrastrarán a un mundo de jinetes y espadas, honras y dogmas, donde la vida de las personas se fundamentaba en la creencia de una vida mejor. Y sin que te des cuenta llegarás al siglo XX, donde el concepto de propiedad privada y el individualismo cobran una dimensión única que se mantienen hasta ahora.
La verdad es que es el único libro que he encontrado sobre San Polo para poder corroborar datos y, para colmo se encuentra descatalogado. Es una pena, porque este conjunto histórico, por muy privado que sea, forma parte de la vida de Soria y no debería quedar relegado al olvido, o a lo sumo, a que se trate de “una edificación que tienes que atravesar para continuar tu camino hacia San Saturio”. San Polo es mucho más.